Wisin & Yandel bailan con los haitianos -cobertura especial



Puerto Príncipe. Habían visto las fotos de los periódicos y los noticiarios que recientemente reseñaron el precario estado en que se encuentra Haití un año después de que sufrieran un terremoto de 7 grados.

En la ruta de Puerto Rico a Puerto Prínice, ayer en un avión privado, Wisin & Yandel recibieron una orientación sobre la situación a la que se enfrentarían al visitar la región.

Nada de eso pudo evitar que Juan Luis Morera Luna (Wisin) y Llandel Veguilla Malavé (Yandel) quedaran impactados al ver con sus propios ojos las condiciones en las que sobrevive el pueblo haitiano.

La visita del dúo de artistas a Haití, respaldada por la compañía T-Mobile, tenía como propósito observar los avances en la reconstrucción del orfanato St. Joseph, en la comunidad Delmas 91, luego que el año pasado donaran $100 mil a dicha institución con ese propósito.

Pero, tras cinco horas de convivir con el pueblo haitino, la misión de un día se transformó en un compromiso de vida para los cantantes.

“Mucha gente dice que Haití es pobre, pero no es lo mismo decirlo que vivirlo. Por eso exhorto a la gente que económicamente pueda hacerlo que se den una vuelta por aquí. Si la mitad de la gente pudiente de Puerto Rico viniera a Haití, podríamos hacer un cambio grande”, expresó Wisin, quien personalmente quedó impresionado por la cantidad de niños que son forzados a trabajar y que no pueden asistir a la escuela.

En camino a uno de los campamentos de refugiados, el cantante se topó con una niña de once años que cargaba con dificultad un pesado cubo de agua y no pudo continuar su paso sin ayudarla, gesto que la pequeña agradeció con una sonrisa.

“Uno es padre, tengo una nena y me remonté... Te aseguro que ese cubo de agua pesaba más que ella. Es bien lamentable que muchos de estos niños que perdieron a sus padres en el terremoto son tomados como esclavos”, añadió Wisin, quien hasta ayer desconocía el alto nivel de esclavitud infantil que existe en Haití

Los reciben con música

Lejos del blin blin y del lujo que cotidianamente rodea las vidas de Wisin & Yandel, los artistas abordaron una estartalada guagua para llegar hasta el hogar St. Joseph.

“Hace caalooor”, cantaba Yandel repitiendo uno de los estribillos de su éxito Abusadora, lo único que esta vez no se refería a la sensualidad de una chica en la discoteca, sino al calentón que se sentía en el aire, el cual sumado al polvorín resultaba desesperante.

No obstante, la incomodidad quedó olvidada una vez llegaron al orfanato, donde fueron recibidos con música, cánticos y abrazos fraternales.

“Bonjour”, saludaban Wisin & Yandel en francés para agradar a los chicos y jóvenes, quienes no cesaban de sonreír.

Luego de ver el área donde se alzará la nueva estructura, cuyos escombros fueron recogidos gracias a la donación de los reguetoneros, los jóvenes y niños les tenían preparado un verdadero show.

El primer turno le tocó a Joly Wootrod, quien se acompañó en la guitarra para interpretar una canción con su melodiosa voz. Luego varios muchachos se acomodaron frente a los tambores y comenzaron a repicar, mientras otros jóvenes agitaban sus cuerpos desbordando su herencia africana. Desde los más grandes hasta los más pequeños danzaron descalzos y realizaron piruetas sobre la tierra. Cada uno se movía con más entusiasmo que el otro como si compitieran por impresionar a los invitados de honor, quienes captaban el momento en sus teléfonos celulares.

En una de esas piruetas fue que a uno de los más pequeños se le cayó la Biblia que guardaba en su bolsillo.

“Eso me chocó mucho porque yo a veces leo la Biblia y mi esposa sigue la Palabra, pero no ando con una Biblia. Un niño de 14 años usualmente está pensando en otras cosas, pero él que está viviendo en estas condiciones tiene esa fe... Eso es un milagro”, comentó.

“Este viaje ha sido de gran aprendizaje para nosotros. Lo tenemos todo y a veces nos quejamos de tonterías, de verdad que esto te cambia la vida”, añadió Yandel.

La risueña Josephine, de algunos 9 años, no podía saltar como los demás por estar en silla de ruedas, pero sí cantaba bien alto, aplaudía a sus amigos y se reía a carcajadas como la niña más feliz del mundo.

Y si alguien creía que en Haití no se escucha reguetón, pues para terminar de sorprender a Wisin & Yandel, los chicos les acompañaron cantando Abusadora, su preferida, porque aunque no entienden la letra les encanta el ritmo.

De Haití pa'l Choliseo

Tan encantados quedaron Wisin & Yandel con la actuación de los chicos del orfanato, que prometieron llevar a un grupo de ellos a tocar a su próximo concierto en el Coliseo de Puerto Rico en diciembre, noticia que ellos recibieron emocionados. El dúo se comprometió además a continuar ayudando el hogar, incluso luego de finalizada la obra.

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